Cuatro días de restauración fueron los trabajados por alumnas UAI en el hogar de niñas Teresa Cortés Brown, donde uno de los proyectos ganadores de los Fondos Concursables, «Haciendo Hogar», dirigió su atención a remodelar la cocina y comedor de las niñas del centro.
La acción social fue organizada por alumnas UAI y voluntarias ajenas a la universidad, que provienen del Centro Cultural Altamar. Este establecimiento creó «Cocinando el futuro», proyecto en el cual se enmarcó «Haciendo Hogar», y a través del que un grupo de estudiantes visita sábado por medio el recinto para realizar talleres, charlas y cocinar con sus niñas.
«Haciendo Hogar» se planteó como una restauración de los espacios de la cocina y el comedor, considerando la pintura de paredes, mesas, sillas y muebles; la reposición de vidrios quebrados; y la incorporación de objetos decorativos. Su intención fue mejorar el espacio y permitir la generación de un lugar de encuentro, donde sea agradable el paso del tiempo y se genere conversación, bajo un ambiente acogedor con «calor de hogar».
«Al cambiar parte de su casa, las ayudas. Es un cambio material, pero son lugares donde van todos los días, su lugar de encuentro», aclara Carolina Urenda, alumna de segundo año de Ingeniería Comercial UAI y voluntaria del proyecto.
Así también lo describe Soledad Deulofeu, alumna de cuarto año de Psicología UAI y voluntaria: «Estaban sorprendidas e inquietas de qué es lo que estábamos haciendo, cómo se iba a ver. Lo pintamos todo de colores más alegres, enfocadas en las niñas. Le dimos más vida a los espacios».
«Con pequeñas cosas, uno puede ir sumando. Empezar con pequeños detalles que hacen la diferencia», afirma Carolina Urenda cuando explica que su intención era ayudarlas a cuidar su espacio, aportando en factores que muchas veces se dejan atrás por lo arduo del día a día. Además, cuenta que la respuesta de las niñas fue muy positiva: «Estaban chochas, nos preguntaban todo, muy entusiasmadas. Quedó todo más alegre».
Las voluntarias siguen visitando sábado por medio a las niñas del hogar, donde han podido ver el cambio generado mientras hacen talleres de cocina y así lo relata Soledad Deulofeu: «Les encantó, cuando cocinamos se les nota en la cara».