Este lunes 23 de mayo, el vicedecano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias, Renato Cabrera, abrió su clase de Taller de Innovación y Emprendimiento Tecnológico a la comunidad UAI, invitando a Tania Dib como expositora de la sesión, quien abordó los efectos del estrés en nuestro cerebro.
La expositora, bióloga y candidata al Doctorado en Ciencias con Mención en Neurociencias, explicó a la audiencia las bases neurobiológicas del estrés y sus posibles efectos en nuestra vida. Comenzando por describir el estrés y sus dos aristas: el eustrés y el distrés.
Según Dib, un ejemplo de eustrés «sería un ratón y un gato. El gato es una amenaza para el rato, el que tiene dos posibilidades: puede no hacer nada y morir -no hay respuesta adaptativa, no lucho contra la adversidad, por ende se afecta su supervivencia- o puede tomar otro camino, de luchar o escapar».
«Este sería el estrés ‘bueno’. Que yo también lo estoy sintiendo ahora que estoy acá presentando. Un estrés que permite adaptarnos a los medios y después aprender cómo sobrellevar distintas situaciones difíciles», aclara la experta.
En cuanto al distrés, la bióloga comenta que sería el denominado estrés «malo» , el cual «es muy peligroso para la salud, es un factor importantísimo de generación de enfermedades psiquiátricas. Este tipo de estrés es estrés crónico y ocurre un concepto denominado carga alostática, que es la incapacidad del organismo de volver al estado anterior. Estamos alerta constantemente, hay una falta de adaptación».
Según Dib, el estrés que más nos afecta es el de carácter social como la violencia intrafamiliar, bullying, estrés laboral y acoso, entre otros. Y mientras que hay algunas personas resilientes que a pesar del estrés crónico luchan y se adaptan, otras se denominan «susceptibles», no se adaptan y pueden presentar problemas de salud, como -según algunos estudios- enfermedades psiquiátricas.
Es objeto de estudio la relación que tiene el estrés crónico social sobre la corteza prefrontal y el hipocampo, ambas áreas del cerebro que «están relacionadas a conductas sociales de la cognición y que además se ven afectadas y dañadas por enfermedades psiquiátricas», aclara Dib, quien en su tesis -para el doctorado en ciencias con mención en neurociencia- estudia justamente «el link que tiene el estrés como gatillante principal de enfermedades psiquiátricas y ver qué hace este estrés en la comunicación de estas dos áreas».