Con el objetivo de abordar el Caso Ámbar desde una mirada analítica que contribuya a entender de mejor manera sus implicancias, la docente de la Escuela de Psicología, Paula Cornejo, y el profesor de la Facultad de Derecho, Felipe de la Fuente, participaron de un conversatorio centrado en la legalidad y patologías en la violencia de género, organizado por la Dirección de Asuntos Estudiantiles, Colectiva feminista, Centro de Estudiantes de Derecho y Psicología.
Desde el punto de vista de la psicología, la académica aseguró que, si bien es apresurado establecer rasgos de personalidad sin conocer en profundidad al asesino de la menor Ámbar Cornejo, en base a lo que se conoce por los medios de comunicación, se puede ver en Hugo Bustamante “una falta en el control de impulsos, nivel de agresividad importante y, al parecer, ausencia de ansiedad y poca respuesta afectiva. Eso nos podría ayudar a dar un diagnóstico”.
En lo que sí enfatizó la académica fue al asegurar que “yo no creo que tenga un problema mental, no está loco. Hago la distinción porque esto es decisivo para establecer si tiene culpabilidad o no y una de las cosas que se tiene en cuenta desde la psicología es saber si, por ejemplo, un homicida tiene o no juicio de realidad y esta persona sí lo tiene. Es más, él lo planifica, no tiene alteración de conciencia y está lúcido cuando comete el crimen”, indicó.
Por su parte, Felipe de la Fuente agregó que su impresión es que “no estamos en una situación de ser inimputable. Esto tiene muy poco que ver con un delirio o pérdida total de la realidad, sino una forma distinta de pararse en la realidad”. Agregó que “pese a que tiene una dificultad grande en el control de los impulsos, eso no tiene porqué eximirlo”, probablemente tenga algún efecto en atenúa la pena, lo que dependerá de los informe psicológicos y sociales que se presenten en la investigación.
La reinserción
Otro de los puntos tratados durante el conversatorio moderado por Andrea Pinto, Vicepresidenta del Centro de Estudiantes de Derecho, y Nicole Morales, presidenta del Centro de Estudiantes de Psicología, fue el regreso a la libertad al que accedió Hugo Bustamante en el 2016, lo que le permitió desarrollarse normalmente dentro de la sociedad.
La académica Paula Cornejo puntualizó que un proceso de psicoterapia exitosa en casos como este es complejo porque “no es solo el poco control de los impulsos, sino una suma de rasgos de personalidad que agravan la situación y se relacionan con la manipulación, la mentira, la falta de empatía y no hacerse responsable de los actos. Mientras más grave sea el trastorno de personalidad antisocial, es menos posible la reinserción porque probablemente va a reincidir”.
Acerca de la realidad de la vida carcelaria y los intentos por resocializar a los presos, el profesor de la Facultad de Derecho aseguró que “no hay ningún país que sea exitoso en eso. Ningún sistema está hecho realmente para lograr ese objetivo”.
Para el docente el problema está en la forma en que se desarrollan los procesos para permitir la libertad condicional: “Los informes que recibe la comisión no son un detalle personalizado del real estado de la persona. Es una cartilla que se completa rellenando cruces. Desde el punto de vista de un pronóstico de cómo se va a comportar en el medio libre, no tiene ninguna incidencia”, puntualizó.
Pese a que los informes no recomendaban la libertad para Bustamante, el sistema le dio la posibilidad. Para el académico la decisión fue equivocada. “A él no se le debería haber dado el beneficio. Nuestro país necesita tomarse en serio la transición de la cárcel a la vida en sociedad, y crear filtros adecuados para ello”.