Tras haber aprobado el año pasado el Protocolo de Acoso, la UAI presentó a la comunidad los integrantes del Subcomité de Acoso Sexual, un Observatorio y la figura de Ombuds. Esta palabra -originada en Suecia- significa “defensor del pueblo”, y es la persona que de manera confidencial, independiente, imparcial e informal ayudará a cualquier miembro de la universidad que tenga cualquier preocupación con respecto a alguna situación de acoso o discriminación.
Aquí, la académica de la Escuela de Gobierno, Francisca Rengifo, elegida como Ombuds, cuenta sobre este nuevo desafío: “asumir como la Ombuds es una responsabilidad desafiante. Actualmente, en el medio nacional e incluso latinoamericano, son muy pocas las instituciones que cuentan con Ombuds y desde hace relativamente poco tiempo”.
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¿Por qué decidiste aceptar este cargo?
Porque considero que la figura del Ombudsperson es una pieza central para promover una adecuada convivencia universitaria basada en la igualdad y respeto de las personas. A esta convicción se suman mis líneas de trabajo como investigadora y profesora, las cuales indagan en cómo son los vínculos entre los individuos, cómo se han entendido las relaciones sociales, cuáles han sido sus significados concretos. Por tanto, mi aproximación ha sido desde la historia; mi expertise –si cabe llamarla así- es la de mirar históricamente, de observar los procesos, sus continuidades y cambios que han construido y transformado nuestra comunidad política, en nuestro caso, nuestra comunidad universitaria.
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¿Cuál será tu rol como Ombuds?
Mi rol es acoger y oír a toda persona de nuestra comunidad universitaria, poder orientarlo, sugerirle opciones de acción y mediar entre los y las afectados. La misión fundamental es promover una cultura de respeto, una mayor equidad en las relaciones universitarias, contribuir a resolver informalmente los conflictos entre profesores, estudiantes y administrativos, por medio de formas de mediación o conciliación.
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¿Crees que siendo mujer tienes una mirada distinta frente a este tema?
No necesariamente. La preocupación por la igualdad y respeto entre las personas nos incumbe a todos. Ahora, la preocupación ineludible por esos valores surge en el actual contexto de la llamada cuestión femenina. En ese marco, el proceso que ha dado vida a la figura del Ombuds UAI ha sido un trabajo continuo y dialogado entre los representantes de los diversos grupos de personas que conforman nuestra comunidad; me refiero a la Mesa de Protocolo de Acoso e Igualdad de Género. Este trabajo, sin duda, surge de las demandas femeninas, porque han sido mayoritariamente mujeres las que han sufrido la inequidad. Pero más allá del hecho biológico de ser hombre o mujer, las situaciones de acoso y las de discriminación remiten a relaciones de poder. De un cierto tipo de poder como es aquel que se considera impune o que se ha internalizado como “normal».
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¿Qué soluciones encontrarán quienes acudan a ti?
Más que soluciones, encontrarán acogida. Encontrarán un recurso confidencial, neutral, imparcial e independiente cuya función es aconsejarle. Encontrarán una persona que los escuche y los ayude a identificar y averiguar cuáles son sus opciones de acción, les sugiere, les aconseja con toda la información que él o la afectado/a necesiten para tomar decisiones libres y responsables.
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¿Qué esperas de este nuevo desafío?
Comunitariamente, ser un apoyo concreto para toda persona que se sienta menoscaba en su dignidad. Institucionalmente, implementar, desarrollando, la figura del Ombuds dentro de nuestra Universidad y así contribuir a una mejor convivencia entre todos quienes formamos parte de ella.
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