Katarina Radovic y su experiencia en la Cop26

La estudiante de Ingeniería Comercial, Katarina Radovic, asistió en octubre del año pasado a la COP26 en Glasgow, Reino Unido, en donde pudo participar in situ de este encuentro. En esta entrevista relata en extenso lo que fue su experiencia y detalla los encuentros y desencuentros de lo vivido. También hace un análisis de las implicancias en la contaminación ambiental producto de la guerra entre Rusia y Ucrania y comenta brevemente sobre la Cop1 del Encuentro de Escazú.

¿Qué te motivó a participar de la Cop26?

Me motivó el hecho de que estamos en una crisis climática a nivel global, y no se le está dando la importancia real que esta necesita. También el hecho de que es nuestro presente y futuro, y no solo el de nosotros si no que el de nuestras familias y amigos. El hecho de que se me diera la oportunidad para alzar mi voz por las injusticias climáticas que pasan, como las zonas de sacrificio y las personas que viven allá y de que como mujer joven pueda de alguna u otra forma impactar en las decisiones que se toman en los lugares de acción.

¿Cómo lograste la ayuda para participar?

Primero que todo quiero destacar que todo esto fue gracias a Tremendas. Esta es una fundación/ colectivo “de jóvenes y adolescentes empoderadas que se agrupan en una plataforma colaborativa. Se basan en los 17 objetivos de desarrollo sostenibles de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para generar acciones de impacto social, usando sus talentos o habilidades para apoyar y/o levantar causas de impacto social.” Ahí, junto a otras 15 chicas del área de medio ambiente (muchas de las cuales lideraron el proyecto Climáticas, cual presentamos en la Green Zone de la Cop26) hicimos todo lo posible para lograr participar de esta cumbre, que no estaba en nada más ni nada menos que en Glasgow, Escocia. No voy a mentir que hubo momentos donde parecía como si estuviéramos planeando algo en el aire, porque parecía muy irreal. Pero juntas trabajamos, y nos conseguimos ayuda a partir de muchos patrocinadores, auspiciadores y colaboradores, en lo cual uno de ellos fue la misma UAI. A parte, también vendimos muchas rifas y cada una fue buscando formas de reunir dinero para lograr irnos las 16 chicas a este evento tan importante y ahí también poder alzar nuestra voz.

¿Cómo fue tu experiencia?

La verdad, fue increíble. Para comenzar, todo partió con irme a otro país por casi un mes con 15 mujeres que nunca había visto de forma presencial, solo había trabajado con muchas de forma online, y siguió con una semana de capacitación en Edimburgo. Ahí aprendimos más aún de lo que sabíamos hasta el momento sobre cambio climático y las cosas que estaban pasando en el mundo entero, tal como lo que pasaría si el planeta sigue por la ruta del consumo y desperdicios. Después empezó la COP, y todas emocionadas fuimos a la reunión de la delegación chilena con la entonces ministra del Medio Ambiente, Carolina Smith, el ex ministro de Ciencias, Andrés Couve y la científica y actual ministra de medio ambiente, María Rojas Corradi. Ahí nos informaron de los avances medio ambientales del país y también acerca de diversos tópicos de la COP26. Sacamos nuestras certificaciones y ya estábamos listas para ir todos los días a la Blue Zone, lugar donde se iban a tomar las grandes decisiones a nivel Global, por tratar de cumplir con el Acuerdo de Paris del 2015 para así poder detener o al menos ralentizar lo máximo posible, la crisis climática en la que ya estábamos y estamos viviendo.

Ya dentro nos dividimos por tópico para así poder abarcar todo de lo que se hablara, yo elegí, ya que estudio Ingeniería Comercial, el tema del consumo responsable, economía circular, financiamiento de los proyectos y Slow Fashion (ya que la industria del Fast Fashion es la 2da más contaminante en el mundo). Así, empezamos a asistir a charlas que se daban en los llamados “pabellones” lugares donde los países asistentes e importantes empresas mostraban sus avances y propuestas. Esto fue de pura nutrición, conociendo a personas distintas a lo largo de todo el mundo, que compartían este descontento por todo lo que estaba y está pasando a nivel global bajo nuestras mismas manos. También fue conocer distintas posturas, ideas, pensamientos… hacer contactos para que en un futuro cercano realizar nuevos proyectos con todas estas personas. La mayoría de las charlas y semanarios comenzaban a las 8:30, así que todos los días salíamos a las 6:30 para alcanzar a ir a todas las posibles que llamaran nuestra atención, terminando nuestra jornada tipo 9:30 para así marcharnos a nuestro hostal, donde a veces teníamos Lives por Instagram con otras empresas u organizaciones para contar nuestra experiencia, y también donde recapitulábamos lo que habíamos aprendido y planeábamos a que charlas, seminarios, etc. íbamos a ir al día siguiente. También varias veces íbamos a eventos sociales con nuevos compañeros de ruta que habíamos conocido dentro del evento, y así poco a poco fuimos iluminándonos de todo este conocimiento y pensamiento crítico que estábamos adquiriendo todos los días.

Y ahí es donde me quiero detener. El pensamiento crítico. Desde que soy niña siempre había visto la realidad que pasaba frente a mis ojos, pero nunca me la había cuestionado a un nivel muy crítico. Aquí, al ver que mis compañeras eran de todas partes de Chile, al conocer a personas de todo el mundo, vi otra mirada que antes no conocía. ¿Por qué estamos en una crisis climática tan terrible como en la que estamos hoy en día? Supuestamente hace mucho que “se está solucionando” y que “los gobiernos y empresas están trabajando en ello”, Pero ¿Qué tanto de esto es verdad? Esta COP26 estuvo muy marcada por un gran greenwashing, de los gobiernos y las empresas. Por todos lados se veían nuevas formas de aminorar el cambio climático, pero ¿Cuánto de eso se iba a cumplir? Podíamos notar esta gran ironía en las empresas que estaban presente en la COP, entre las cuales había unas muy conocidas a nivel mundial. Así fue como junto a este descontento nos manifestamos junto a otras miles de personas de todas partes del mundo en el “Youth Day”, día 4 de la COP26, gritando consignas como “What do we want? Climate justice! When do we want it? Now!” en Glasgow Central, afuera de la Blue Zone; pidiendo, rogando a gritos que las grandes figuras del mundo se tomaran esto en serio y realizaran las decisiones fuertes y tajantes que necesitamos hoy en día. Y así fue como siguió la COP26. La verdad, una experiencia de otro mundo llena de una emoción desbordante, donde pudimos gritar a viva voz, conversar desde el alma, comunicar con los ojos. Y no, no fue suficiente. Como sabemos a último minuto China e India (mayores productores de carbón en el mundo) modificaron su acuerdo climático al cambiar la palabra “eliminar gradualmente” a “reducir gradualmente” su impacto de este componente, cosa que tiene su significancia cuando se quiere evitar que las temperaturas globales suban a 1. 5º, especialmente ya cuando la tierra está en un aumento exponencial y solo nos quedan unos pocos años para que el daño sea irreversible. ¿Cosas buenas? El avance fue mayor al de otros años. Se involucró más a las juventudes, a las mujeres, a personas de todas partes del mundo (no solo de Europa y Estados Unidos), a comunidades indígenas (que desde sus inicios fueron las únicas que supieron cómo llevar un desarrollo sin explotar la tierra, si no que en base a ella construir su realidad), y más. No todo fue malo, de hecho, se notaba que la mayoría ahí presente estaba ahí con una preocupación real, y quería hacer un cambio. Lo lamentable es que esta vez no fue suficiente. Pero ¿Qué aprendí muy bien? Que la esperanza gana a la maldad, a la codicia, a la ceguera de que algo como nuestra casa no es tan importante. Vi preocupación real, y esperanza en las personas. Y sé que tal vez no ayer, pero hoy o mañana, si podemos lograr algo. Porque la luz siempre gana a la oscuridad. Y si todos nos paramos y nos empoderamos de que podemos lograr cambios, no hay nadie quien nos pueda detener… la COP26 solo fue el comienzo.

¿Recomendarías a otros estudiantes a motivarse como lo hiciste tú?

Sí y mil veces sí. Hace unos años yo no estaba en Tremendas, ni en la Federación (como lo estaba el año pasado), ni en nada. Simplemente era una mujer que veía lo que pasaba en el mundo frente a sus ojos. En las noticias, en redes sociales y se preguntaba que podía hacer. Estaba encerrada (cuarentena eterna del 2020) y no sabía por dónde partir… como empezar a actuar. Veía a personas influyentes como Greta Thunberg y decía “eso es ser activista, yo no podría llegar a estar ni cerca de eso”. Y pues un día me canse de ver tantas injusticias. Y no, no fui y me convertí en la máxima activista del mundo ni mucho menos. Tomé la iniciativa, y empecé a actuar. Evalué mi tiempo siendo estudiante, y postulé a Tremendas, me uní a la Federación de ese tiempo, y empecé a investigar como podría ayudar en diversas causas en el lugar donde vivo. Ahí fue donde comenzó todo. Porque tal vez no era Greta Thunberg o Emma Watson y no daba un speech súper motivacional de hora y media, pero era yo, y para mi si simplemente impactaba a una o algunas personas con mis acciones y palabras, ya era, y ya es marcar un cambio. Desde ahí que comenzó todo, y no me arrepiento ni del más mínimo paso. Así que, a ti, estudiante que estás leyendo esto, si ves algo que consideras injusto… no tienes que hacer lo imposible, ir a Glasgow ni salir en la tele para marcar un cambio. Simplemente toma la iniciativa, haz algo. Muchas personas solo se quedan en el “querer” y no llegan al “actuar”. Con tal de que impactes a una persona ya estás haciendo historia, porque todos podemos ser activistas desde nuestra propia posición. Porque no se nos dio una voz si no más que para usarla.

¿Cuál es la importancia y/o relevancia de haber sido parte de esta cumbre?

La importancia y/o relevancia de haber sido parte de esta cumbre fue para mí, haber podido dar mi voz dando a conocer la realidad de Chile con las zonas de sacrificio, el daño del fast fashion y como la crisis climática se vive acá, dando el sentido de urgencia que se necesita. También, haberme nutrido de tanto conocimiento de todas partes del mundo, ideas de como mitigar la crisis, experiencias viviendo en la crisis, haber intercambiado perspectivas y contactos… especialmente en lo que se refiere empezar a planear proyectos con estas personas a futuro. A parte, fue súper importante nuestra participación, de Tremendas, siendo mujeres jóvenes, integrándonos en la conversación junto a las grandes autoridades pudiendo dar nuestro punto de vista en lo que respectan temas que son de impacto global, porque las más afectadas por la crisis climática son las mujeres, y los más afectados en el futuro por ella (la crisis climática) van a ser los jóvenes de hoy. Hace un tiempo no muy lejano nuestras voces hubiesen sido silenciadas y por ningún motivo hubiesen estado ni cerca de poder participar en eventos como este, y hoy fuimos invitadas, siendo integrantes de “Party Overflow”. Para lograr el verdadero impacto todavía faltan avances, pero ya con esto no estamos muy lejos de lograrlo.

Cambio climático / Guerra entre Rusia y Ucrania

El conflicto en Ucrania no es solo una tragedia humana, sino un potenciador de la crisis ambiental global. Se sabe que países como Austria y Finlandia depende prácticamente un 100 % de Rusia. Mientras que, en el caso de Alemania, este valor es cercano al 60 %. Alemania bloqueó la certificación del gasoducto ruso Nord Stream 2, proyecto que busca llevar gas ruso a este país y al resto de la Unión Europea, proyectando un alcance para más de 26 millones de hogares. Sin este producto energético, los países tendrían que trasladarse a fuentes fósiles como el carbón.

En tal escenario y desde tu mirada ¿Qué piensas de esta situación?

Para comenzar, la situación que está pasando en Europa es realmente horrible, y recojo las palabras de Eric Hartman para expresar mi sentir: “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”. Hoy se están perdiendo miles de vidas inocentes, y junto a ello se está dañando el lugar en donde viven de manera casi irreversible, y no podemos dejar que pase más. Pero la pregunta acá es ¿Y qué podemos hacer nosotros para que pare todo esto? La respuesta todavía sigue en su proceso de búsqueda. Por el momento, distintos países, como Alemania, están haciendo lo que pueden para frenar a Rusia, y una de estas cosas ha sido bloquear la certificación del gasoducto ruso Nord Stream 2 para ellos y el resto de la Unión Europea, lo que obliga a los países a buscar otras fuentes de energía, una por las cuales se presume (y sería terrible de ser así), es trasladarse a fuentes fósiles como el carbón.

En mi opinión esto no es tan “blanco o negro”. Como en los problemas se pueden encontrar nuevas ideas y oportunidades, así lo veo también con esta ocurrencia. El 55% del gas de Alemania viene de Rusia, lo cual no es menor, y se puede traducir en que tiene que empezar a diversificar sus fuentes… tal vez, teniendo en cuenta en que estamos en una crisis climática brutal y que tarde o temprano lo van a tener que hacer, apostando por energías renovables. Ahora, estas son caras, pues su costo de producción no es menor; pero puede que sean la única solución si es que se quiere tener un poco más de independencia de la potencia mundial que es Rusia, y no solo eso sino, que también podrían ser la luz que Alemania necesita, dado que se les prometió tener una política energética más verde (añadiendo a que este año abandona la energía nuclear y sería bueno suplirse de otro tipo de energía más limpia). Lo mismo pasa con todo Europa, ¿es caro adherirse a las nuevas energías renovables? Sí, pero el beneficio a largo plazo es mucho mayor que su costo inicial.

¿Qué otras alternativas hay?

Como dije antes, las energías renovables son una muy buena opción. La que más me llamo la atención en la COP26 fue la del hidrógeno verde, energía que es creada a partir de la energía solar y eólica, mediante un proceso llamado “Electrólisis”. Este separa el hidrogeno del oxígeno del agua con energía eléctrica, ayudando a la movilidad, industria de la minería, de la agricultura, energía eléctrica, etc.

Esta energía sin duda ayudaría al desarrollo de los países de la UE, pero es una energía que sigue su etapa de “descubrimiento” pues hay muchas cosas sobre ella en las cuales todavía falta explorar.

¿Esto afectará al medioambiente inevitablemente?

Depende que decisiones toman los países de la UE al respecto. Si deciden irse por la vía del carbón, si afectaría al medio ambiente de manera inevitable… pues la tierra está en un estado crítico, donde solo nos quedan unos años para que el daño que hemos hecho como humanidad sea irreversible, y esto obviamente aceleraría el proceso. Por otro lado, si deciden irse por la vía de las energías renovables, no solo sería algo bueno para ellos si no que sería algo bueno para la humanidad, pues posiblemente ralentizaría la velocidad del cambio climático y ayudaría a que poco a poco haya una transición más rápida y eficiente a las energías renovables a nivel global.

COP1 y Acuerdo de Escazú

Hace algunas semanas fue la COP1 del Acuerdo de Escazú, basada en la CEPAL de Chile, siendo como país sede de esta gran congregación que reunió a países de América Latina y el Caribe para iniciar y establecer las reglas básicas del tratado.

¿Qué opinión te merece que nuestro país haya sido quien congregara esta primera reunión?

La verdad es que con la urgencia en la que nuestro mundo vive es grato escuchar que por fin se le está dando más importancia a estos temas que antes simplemente habían sido ignorados, y en especial que nuestro país sea el que lo congrega. Esto porque no solo nos posiciona como defensores del medio ambiente ante el mundo, sino que también porque da el ejemplo de que como un país desarrollado nos movemos por estas causas. Ahora ¿se cumplirán estos dichos? Las acciones valen más que las palabras, y cuando estamos entre la espada y la pared como lo estamos ahora con nuestro planeta y estos años críticos antes de llegar a un punto sin retorno, las acciones verdaderas y de peso son lo único que realmente importa. A parte, fue bueno que, aunque la juventud en esta ocasión no tuvo ni voz ni voto (cosa que no debiera ser así ya que va, vamos a ser los más afectados por la crisis, pues es nuestro presente y más aún, será nuestro futuro), fue invitada, así como vi que fueron varias compañeras de Tremendas, que me contaron como esto pudo dar una perspectiva más intergeneracional al asunto y que gestionaron para que en las próximas COP Escazú sí puedan tener voz y voto.

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